viernes, 27 de agosto de 2010

No quiero verla llorar, pero ella llora igual...

No te quiero ver llorar. Me acuerdo que cuando era chica jugaba a qué superpoder quería tener, hoy quiero que se cumpla, quiero tener el poder de cerrar los ojos y no ver sufrir a las personas que amo. Y yo a vos te amo tanto, más de lo que vos sabes y más de lo que yo pensaba. Tu sufrimiento me duele a mí, las heridas de tu corazón sangran en el mío.

Y me sigo negando a verte llorar. Porque sos buena mina, aunque algo histérica y 'chispita', porque siempre fuiste un poco (mucho) madre para mí, porque das todo lo que tenés, todo lo que llegas a dar, todo lo que está en tus manos (y más) vos lo das sin pedir nada, o pidiendo muy poquito, pidiendo no estar sola y hoy te lo devuelvo, hermanita nunca (nunca) vas a estar sola...

Por favor no llores más. Se me mezclan los sentimientos, porque hace unas semanas (quizás más) estaba recordando que hace mucho que nosotras no nos llevamos bien y la verdad verdadera es que en ese momento no me importaba. Sinceramente poco tenemos en común, siento que este poco es la sangre ¿La sangre es mucho o poco? Estoy segura que es poco, me niego a creer que yo hoy siento esto porque seamos de la misma sangre, lo sufro y lo vivo en carne propia porque te quiero, porque llegué a no ‘quererte’ (a no importarme demasiado mantener una relación) alguna vez y eso me hace quererte hoy más que nunca...

No quiero leerte más sabiendo que detrás de la computadora estás llorando. Siempre fuimos tan expresivas nosotras (para amarnos o para pelearnos) y hoy, hoy se me vacían las palabras y se me paralizan las manos cuando te veo así, tan mal, tan perdida, tan triste. No te mereces sufrir de esta manera y yo no puedo hacer nada (nada que te saque el dolor, nada tan efectivo que te haga olvidar este mal momento).

Dejá de llorar. Aunque ahora pienses que tenés las manos vacías (el corazón, la cabeza y la casa también) las cosas no son tan como vos las ves (ni como yo las veo tampoco). Las lágrimas te nublan la vista… Tus manos están y van a estar siempre llenas, de mí, de los viejos, de la familia entera, de gente que conocés y de otra que estás por conocer, pero sobre todo tus manos van a estar tomando una manito más chiquita en tamaño pero grande en corazón. Esa manito, bruta e inestable, te va a agarrar tan fuerte con su ingenuidad que el camino se va a serenar y vas a seguir caminando… porque en definitiva la vida es eso, seguir caminando (queramos o no) y vos vas a poder porque caminás en manada, que es mucho más facil.

Pero vos llorás igual, aunque lo niegue las lágrimas se te caen por dentro o por fuera. Y es totalmente hipócrita de mi parte seguir negando… necesito que sepas que si hoy (mañana o siempre) se te escapan o dejás salir algunas lágrimas, yo voy a estar. Dejame acompañarte. No, no, nada de ‘dejame’, sabé que siempre voy a estar.
Te quiero.
Mucho.
Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se arrimaron a la LIBERTAD